El verano en tu empresa: las pautas fundamentales de cara al próximo año


El error más común es no planificar el verano. Muchos empresarios, asumiendo que es una temporada de «parón», simplemente reducen la carga de trabajo sin un propósito claro. Esto puede parecer una solución fácil, pero en realidad genera un vacío de productividad. El equipo no sabe en qué enfocarse, las tareas importantes se posponen y, al final, la empresa pierde un tiempo valioso. La sensación de «estar a medio gas» es el resultado de la falta de objetivos definidos y de una estrategia clara para los meses estivales.

Este fenómeno no es una percepción aislada; es una realidad documentada por diferentes análisis. Según estudios citados por portales como ManpowerGroup, la productividad laboral puede caer hasta un 20% durante los meses estivales. Además, el aumento del absentismo y el incremento en los tiempos de entrega son consecuencias directas de una gestión deficiente de esta época. Como señala el portal de recursos humanos Global Human Consultants, la falta de planificación en verano puede llevar a un aumento de la distracción entre los empleados, que llega a alcanzar hasta el 45%.

Trabajadora aburriendose en verano en la oficina

Además de las bonificaciones directas, hay otras consideraciones que pueden contribuir a una gestión eficiente de los costes de personal:

  • 1. Utiliza el verano para la formación y el desarrollo. Si tus empleados tuvieron menos trabajo, ¿les ofreciste la oportunidad de aprender? El verano es el momento ideal para que el equipo actualice sus habilidades y aprenda otras nuevas sin la presión del día a día. . Esto puede ser a través de plataformas de e-learning, talleres internos o mentorías. Por ejemplo, un equipo de marketing podría aprender sobre la inteligencia artificial en la creación de contenidos, o los desarrolladores podrían formarse en un nuevo lenguaje de programación. Esta inversión en conocimiento es crucial para el crecimiento de la empresa y hace que los empleados se sientan valorados.
  • 2. Planifica la optimización de procesos. En lugar de dejar que el tiempo se pierda, úsalo para mejorar. ¿Hay procesos en tu empresa que te gustaría hacer más eficientes? El verano es la oportunidad perfecta para revisar flujos de trabajo, auditar sistemas y hacer mejoras internas que en otro momento serían imposibles. Anima a tus equipos a identificar cuellos de botella y a proponer soluciones. Esto no solo mejora la eficiencia, sino que también fomenta la participación y el sentido de pertenencia.
  • 3. Fomenta proyectos de innovación y creatividad. La menor presión laboral libera la mente. En lugar de tareas rutinarias, asigna a los equipos pequeños proyectos «piloto» o «de investigación». Anímales a explorar nuevas ideas o a desarrollar propuestas para el futuro. Un equipo de ventas podría investigar un nicho de mercado inexplorado, o un equipo de diseño podría trabajar en la renovación de la marca. Estas iniciativas no tienen que ser grandes; su objetivo es mantener la mente de los empleados activa y generar ideas frescas que pueden ser la base de grandes proyectos para la «vuelta al cole».

El verano no es un obstáculo, es una oportunidad. Al no planificarlo, le das la espalda a un periodo de crecimiento invaluable. Pero ahora que has identificado el error, el siguiente paso es la acción. Aprovecha los próximos meses para diseñar un plan para el próximo verano. Comunica a tu equipo esta nueva estrategia y hazles parte de ella. Al final, no solo verás un aumento en la productividad, sino también un equipo más preparado, motivado y comprometido. No dejes que el próximo solsticio de verano te pille desprevenido.

Piénsalo de esta manera: si tus empleados pasaron el verano en una fase de «espera», la empresa no solo perdió su tiempo, sino que también perdió una oportunidad de crecimiento. Es el equivalente a tener un coche de Fórmula 1 parado en un garaje. El coste de la inactividad es mucho mayor de lo que parece, ya que no se limita solo a la pérdida de horas, sino a la pérdida de competitividad y de motivación del equipo. Cuando los empleados sienten que su trabajo se ralentiza sin propósito, su compromiso y su energía para el resto del año pueden verse afectados.

La buena noticia es que el final del verano es el momento perfecto para empezar a planificar la estrategia del próximo año. Al igual que se prepara la vuelta al colegio, tú puedes preparar a tu empresa para un verano exitoso. Establece un presupuesto para formación, designa responsables de los proyectos de innovación y crea un calendario de metas a alcanzar durante la época estival. Así, el año que viene, en lugar de un «parón», tu empresa experimentará una fase de impulso estratégico, donde el descanso y la productividad se darán la mano, preparando al equipo para un año fiscal aún más exitoso.

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